I. El Gran Espíritu ancestro me dijo esta mañana: “No tengas miedo. No busques. No esperes. Ríete de ti mismo y no digas nada. Ni premios ni castigos puedes ver en la naturaleza, sólo consecuencias, causas y efectos de una cosa con la otra. El mundo cambia, pero sigue igual. El animal bípedo, variedad de su propia especie, lo condena su lujuria, y a la hembra, la envidia”. Y yo le dije: “Dime si sabes de Aquél que hizo reír a la gente, que los liberó del dolor de su frente, los llevó a la verdad y murió como un niño en soledad”. II. Relativo eso de no tener tiempo, lo que no tiene es interés. Ahora el bípedo sabe leer y ver más allá del hecho, del gesto y de la palabra. La intimidad y privacidad de pobres y ricos; intelectuales y comunes, la mierda y la muerte las tenemos dentro: avaricia, envidia, vanidad, soberbia, vagancia, lujuria, gula. El Papa, la reina, la actriz, el presidente, Paquita , Bartolo y yo; con el ano oloroso y no es a ámbar, mi hermano. III. Que me importa, si a...