ESTE BELLO INFIERNO NUESTRO









I.
El Gran Espíritu ancestro me dijo esta mañana:
“No tengas miedo. No busques. No esperes.
Ríete de ti mismo y no digas nada.
Ni premios ni castigos puedes ver en la naturaleza,
sólo consecuencias, causas y efectos de una cosa con la otra.
El mundo cambia, pero sigue igual.
El animal bípedo, variedad de su propia especie, lo condena su lujuria, y a la hembra, la envidia”.
Y yo le dije: “Dime si sabes de Aquél que hizo reír a la gente, que los liberó del dolor de su frente, los llevó a la verdad y murió como un niño en soledad”.

II.
Relativo eso de no tener tiempo, lo que no tiene es interés. Ahora el bípedo sabe leer y ver más allá del hecho, del gesto y de la palabra.
La intimidad y privacidad de pobres y ricos; intelectuales y comunes, la mierda y la muerte las tenemos dentro: avaricia, envidia, vanidad, soberbia, vagancia, lujuria, gula. El Papa, la reina, la actriz, el presidente, Paquita , Bartolo y yo; con el ano oloroso y no es a ámbar, mi hermano.

III.
Que me importa, si agonizo en una cama; que me importa el micro ni la gente y sus teorías sobre un  Dios.
Fuera envidia, vanidad, ego, que solo busca destacarse y ambición. Fuera de mí, quiero paz.
Si soy y seré artesano de la palabra es porque primero soy un ser humano. Al diablo la competencia con toda su ciencia.
Pero olvidemos eso y pensemos en todo lo bonito y positivo que me ha dado y hecho. Nada más importa. La vida da vueltas.
Soy feliz porque carezco de lo que deseo, y todo lo que sé lo aprendo equivocándome.

IV.
No me importa por qué ni para qué existe la vida.
Solo importas tú.
Durmamos amor.
Quiero morir en ti para nacer en mí.
Como el sol con la noche se hace estrellas.

La Tierra no perdona, solo Dios y la madre.
No me importa por qué ni para qué existe la vida.
Solo importas tú.
Durmamos amor.
Quiero morir en ti para nacer en mi
Si el sol con la noche se hace estrellas
Yo contigo me haré luz
A veces despierto con un estúpido poema de amor atravesado en la cabeza, para ti.

V.
Mil millones de poetas son mil millones de poetas.
Mil millones de lectores hacen un poeta.
Procuro sacarle el sol a la noche impregnado en tu piel caliente.
Si en cada carbón un diamante, en cada corazón un amante.

Tierra que cubrirás mi cuerpo que en algún lugar me esperas, absorbe las lluvias y el rayo del sol porque pronto seré una semilla, y bendito el pedazo de tierra donde naceré cuando muera.

Había una vez y siempre habrá una primera vez,
EL MUCHACHO DE TREINTA y tres años que caminaba a pie.

VI.
CREO cuando gritan fuego.
En la cárcel.
En la sala de emergencia.
Cuando agita la tormenta.
Al diablo Papá Noél y los Reyes Magos, cuando no hay dinero se esconden los tarados.
Creo en el ex -preso que sale en Noche Buena en busca de un hogar, y encuentra en la taberna su posada: EN ELLO CREO.
.
En la Navidad de los abandonados, CREO
En la Semana Santa de los muertos, CREO
EN ESO CREO.

VII.
Entreabrir los ojos de-soñados y verte en piel sobre mi cama desde las colinas al valle de tu pubis, en eso creo; no se cansan mis ojos que cual peregrinos recorren tus caminos de ensueño.
Soy silueta en el cielo de tu boca.
Tu amor es el agua de mi espíritu, agítalo bien para que corra y fluya por las venas de mi esencia.
Estoy hambriento de ti en este infierno bello.

Mi felicidad no depende del beso y abrazo de una mujer ni de un hombre, ni de tener la alacena llena o un aparato electrónico en la pared.
Es mi amigo el que no me molesta, el que me ayuda y se va.

Venimos tan hambrientos, con la boca ancha a este infierno bello nuestro.
Necesitamos un nuevo loco, una nueva loca, que no rompa paredes pero si corazones y que entre por la puerta como todo un buen amigo, una buena amiga. Basta ya de tanto cuerdo.
Dioses humanos, dejarlos ser libre.
Humanos dioses, eliminarlos.

VIII.

Floto, no lucho, en el polvo nuestro de cada día.
No es Dios, es mi fe lo que me mantiene.
A Cecilia se le olvida comprarle el alcoholado a su abuela por comprar la revista People y ver las fotos del cuarto de los bebés de Ricky.
Que ingenuo soy todavía, creo que el Papa pasará por aquí a compartir un poco de arroz y habichuelas conmigo.
Agua y sal y la mitad de la vida no la vemos; de lo que existe porque Georgetown existe si existe mi barrio.
La vietnamita que corría desnuda se ha graduado, que grato es ver eso.
Kennedy en Vieques junto a Blades, que bello.
Victoria agarrada al alambre de la verja.

IX.
No me hables de Navidad ni de días feriados cuando no hay paz.
Creo más cuando se cierra el ascensor y se abre el corazón;
en la crisis, en el grito.
Cuando gritan fuego y solo hay una salida.

Cuando no hay salida y nada de comer; cuando duele; en el miedo, cuando truena y no hay relámpago.

X.
Cada cual tiene su cielo y su infierno; su verdad, su mentira, su causa y su efecto
A Dios adentro y a Dios afuera.
Su verdad.
Ninguno está peor ni mejor que el otro.
Sólo hay un momento: el ahora y un solo día que se aclara y se oscurece.

Porque detrás de cada ser humano hay un cosmos poblado por otros humanos mucho más allá de sus sombras.
Bendito, maldito, bello infierno nuestro.







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