...y sigo viviendo en ella.


Comencé a vivir en ella desde que se me despertó la conciencia. Por ella renuncié a la flor de la mañana para buscar los capullos de la noche. Fue mi primera oración al creador interno que llevo en mí. Solo y desnudo me cobijé en sus alas, anduve el camino de mi mismo como me lo dijo Whitman. Ella me dio a beber el té de la fantasía, desde el primer sorbo que me lleva a la alegría hasta el último que me llevará al éxtasis. Hija de la imaginación, hermana de la sensibilidad nunca ha sido ni será; duerme entre mi piel y mi alma y es la libertad pura. Porque cada verso que leo es un mundo. No tengo una imagen de poeta porque escribo versos, sino porque sin ellos no soy nada. Para mí cada poema es una vida, cada vida un universo; cada universo es un verso y cada verso hace un poema. Algo dual. Reflexión. Percibir. Un dolor alegre en el pecho. Creo en la poesía que se suda y como buena madre nos alimenta. No me gusta la poesía ostentosa, me inclino por la que trasciende. Y sigo viviendo en ella…


Héctor Luis Rivero

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