Terrorismo de Estado

No morimos, nos matan de manera lenta y nos desangran sin darnos cuenta.

Hacen la fruta más grande, pero hueca en nutrición para envenenarnos poco a poco.

En estos días operan a la ligera y si el seguro no paga bien, que se muera el paciente.

Nuestra sangre corre a cuenta gotas, por causa de guerras que dicen ser dignas y patrióticas. La gran industria nos ha esclavizado hasta más no poder y la propaganda subliminal de la televisión hipnotizadora, con el consumismo, ha demostrado que si no eres económicamente útil no eres nadie.


Nos mata la ansiedad y el afán por hacernos ricos de manera fácil; el desenfreno del cuerpo en busca de placeres, el exceso de conocimientos para lograr un título; el negocio bajo la mesa y los valores a un lado; agonizamos ante los científicos puestos al servicio de la guerra para masacrar inocentes; la fe en la comodidad sin sacrificar nada y los políticos de oficio con sus mentiras solapadas.


Sin darnos cuenta,
insistimos en matamos a nosotros mismos con esta condenada prisa por vivir tan desbocada…

©Héctor Luis Rivero López








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