Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2008

89 días y 20 horas de otoño

Al despertar abrí mi ventana y vi una flor llena de sol. Tal vez la flor fue primero, quiero volver a la flor y a las hierbas tiernas,al primer rayito de sol. Si lo más que hay es gente, sitios, cosas; que me olviden, que me borren, no importa, siempre hay otros caminos: mil moradas tiene el señor. Si la vida es un ciclo y todo vuelve a su lugar, ¿para que molestarse? Premios es lo más que hay, gente, caminos y amigos de los amigos, y un millón de destinos y estrellas… Adiós otoño. Hasta la pasión y el deseo más ardiente agonizan. Todo se desvanece. Cierro puertas, abro puertas...

Esa materia

M edida que a todos iguala de I nfinita procedencia E neagrama de la vida R iqueza de nuestro esfuerzo D oncella de porcelana de A mores crudos e inciertos

Desnudo

hoy me desnudo de mi mismo hoy suelto amarras, fuera pensamientos inútiles que me esclavizan el alma del sombrero del prejuicio me desnudo del traje de la duda me desnudo comienzo a limpiarme de afuera hacia adentro de adentro hacia afuera ya no más puntos muertos por los callejones y curvas de la vida me dejo amar de todo para amarlo todo cero máscaras; mi vulnerabilidad es más fuerte voy, ya salgo, ¡desnudo!

EL ÚLTIMO VIAJE

...Y yo también me iré, Juan Ramón, como todos. Y se quedarán los coquíes cantando. Y se quedarán mis matas de plátanos con sus hojas marchitas al cielo implorando. Todas las tardes las mariposas amarillas volarán sobre la hierba verde de mi patio y las hormigas en la pared blanca caminarán de prisa o tal vez más despacio. Se marcharán aquellos que me amaron y el ciclo de la vida se irá renovando: otros nombres de las cosas, otras formas e ilusiones; y todas las tardes cantarán los coquíes como en esta hora están cantando. Mas otro huerto me estará esperando: verdes más verdes y un cielo azul eterno sobre los nardos. Y yo me iré, pero no estaré solo, Juan Ramón. Allí estarás tú con el burrito blanco y mis padres, tus padres y los padres de los padres, y toda una humanidad viviendo libre y amando. Y el sol saldrá y el sol se pondrá Y se quedarán los coquíes cantando

La guadaña

Presentá , entrometida, llega sin avisar, sin llamar; y a veces pasa sin ser vista. Y a veces se ve sin pasar. Otras se hace de rogar. Se sienta a la mesa y espera la mejor oportunidad para atacar. Huye sin dejar rastro ni huella. Tan franca y tan fea como una camella; indiferente, sin clase, sin oficio y sin edad, no perdona ni da tregua ná… Esa condená… Nadie cree que todo acaba con ella Aguajera no más...