Cuando era niño yo no le preguntaba a mi madre de dónde son los cantantes. Yo le preguntaba de dónde son los escritores. Creía que los escritores todos se conocían como si pertenecieran a una especie de club o sociedad, y se ponían de acuerdo cuando iban a escribir algo. Que mucho he aprendido desde entonces. Ahora me doy cuenta de que los hay que no publican y que publican los menos que hay. Que existen los intelectuales; los que no saben qué es un premio; los destacados, según las revistas; los que se colocan en el llamado sitial de las letras; los anónimos; los afamados y los malogrados. Mamá, yo quería saber de dónde son los escritores…ahora lo sé. Son trabajadores y tienen un oficio. No son de la loma ni escriben en llanos. Son del pueblo. Escriben porque viven y viven porque escriben. La escritura es su amante y no todos los escritores trabajan como escritores; no todos los escritores ganan premios; no todos los escritores tienen un sitial en las letras y no todas las letras tienen un sitial en los escritores. Ahora, eso si, son todos fascinantes y tienen cada uno su pedacito de cielo.
Hermosa mujer, si aceptaras ser mi amor tendrías cada día mi mirada, mil y una caricias de noche y mi presencia sería tu almohada. Siempre estarán contigo mi tacto, mi alegría, mis abrazos, mis palabras, mis besos y mi sexo. Mi romance solo serías tú, y te haré sentir diosa, llevarte a las estrellas; serías mujer, no un cuerpo; un corazón, un sentimiento; te admiraré todos los días y te conquistaría en cada momento hasta la profundo. Serías mi todo, mi mundo, no un mero rostro; mi misterio no resuelto, mi universo. Te llenaría de sonrisas el vientre y tendrías todo mi afecto, mi respeto, mi dulzura, y todo mi amor por siempre, con anverso y sin reverso… Mas si de tus labios solo fluye silencio y al mirarme en tus ojos no me hayo eso no importa, me iré contento pues como quiera yo te amo...
Comentarios
Un abrazo poeta.
Gusto en leerte, amigo.
Marina